miércoles, 7 de diciembre de 2016

La magia del Museu Nacional d’Art de Catalunya

Foto artística de arte gótico

El Museu Nacional d’Art de Catalunya perfuma con sus fuentes la ciudad. De noche comienza el espectáculo: las dos cascadas de agua crean un espectáculo magnífico. Luces, agua… ¡y turistas! Personas de todas las latitudes se agolpan en las faldas de la montaña para tomar fotografías y aire fresco.


Dos terrazas-mirador, además, se sitúan en lo alto del Palau Nacional. Desde ahí es fácil gozar de una visión diferente de la ciudad. Barcelona se muestra en panorámica y exhibe sus principales edificiones, su skyline. Incluidas están la Sagrada Familia, la VIlla Olímpica, la Torre Agbar...

La Terraza-Mirador, con vistas a la Avenida de María Cristina, es una de esas apuestas. Cuenta con un bar desde el que podrás disfrutar de la Fuente Mágica de Montjuïc. La cafetería-bar abre de día y permite el acceso con la entrada del museo o la que corresponde a Terrazas-Mirador. De noche, en verano, hace lo propio los viernes y los sábados.

Pero el Museu o MNAC, como también se le conoce, posee mucho más que aspecto, que magia en su exterior. Al edificio de exquisita arquitectura, a los jardines donde perderse y sus fuentes (dejemos a un lado la experiencia del ascenso), se le une un contenido de calidad.

En su interior, el Museu Nacional d’Art de Catalunya cuenta con una variedad de obras de gran calidad. Todo, dividido según las temáticas que permiten jerarquizarlo. Especialmente reseñables son las estancias dedicadas al arte románico y al gótico catalán.

Una colección impresionante. Ese sería un buen epíteto para describir la colección del Museu Nacional d’Art de Catalunya en cuanto al arte románico. El MNAC pone a disposición de su público una recreación de la vida y la obra que daba movimiento a las iglesias catalanas.

Fachada de un museo con una esculturaLo primero que impresiona son los muros prerrománicos y románicos. El Museu, por cierto, empleó una técnica vanguardista para trasladar los murales a su interior. Hay que tener en cuenta que muchas, por los años transcurridos, se han ido deteriorando. De todas maneras, muchos son aún los testigos de una época que hay se encuentran.

Fundamental para todo amante del arte que se encuentre en Barcelona, es casi pecado no pasar por el Museu Nacional d’Art de Catalunya para apreciar el Cristo de la iglesia de Sant Climent de Taüll. El pantócrator retratado resulta el mejor exponente de la pintura realizada en la época.

El Cristo de Sant Climent, situado dentro del marco de las iglesias de la Vall de Boí y sus escuelas artísticas, data de principios del siglo XII. Muchos de los maestros pintores de esta etapa se inspiraron en los de Taüll para realizar sus obras.

El Museu Nacional d’Art de Catalunya se inauguró en 1995. Empezó, justamente, con la colección de arte románico. En 2004 concluyeron los proyectos para adecuar el edificio a su condición de museo y todas sus colecciones se abrieron, finalmente, a sus visitantes.

Aunque en algunas ocasiones se ha debido cerrar la fuente para restauraciones, la historia de la Fuente Mágica del Museu Nacional d’Art de Catalunya es muy curiosa. La diseñó el ingeniero Carles Buïgas y se integra dentro de los motivos a abrir la ciudad en la Exposición Universal de 1929.

En un primer momento el mecanismo de la fuente consistía en un combo de iluminación con rayos de agua, todo sincronizado, por supuesto. En los 80 se le añadió un fondo musical, abogando por una experiencia multisensorial para visitantes y viandantes.



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